El dinamismo del mercado laboral, el tirón del teletrabajo y la tensión creciente en el mercado de la vivienda han disparado la movilidad de asalariados entre las comunidades autónomas. Entre 2022 y 2023, cerca de 230.000 trabajadores se mudaron de una región a otra, un marcado repunte anual del 53,7% que, en cifras absolutas, implica un aumento de más de 80.000 personas frente a las casi 150.000 que cambiaron su residencia en el año anterior. Los datos, publicados este jueves por la Agencia Tributaria en la estadística de Movilidad del Mercado de Trabajo, rompen de lleno con la tendencia que se había registrado en los últimos dos años y ponen sobre la mesa un abanico de explicaciones. “Cuando algo cambia tan abruptamente de un año para otro suele haber varias razones detrás”, apunta Javier Blasco, director del Adecco Group Institute.
Casi 230.000 asalariados se cambiaron de autonomía en 2023, un aumento anual del 54%, según los datos de la Agencia Tributaria. La Comunidad Valenciana y Madrid son las que mayor saldo positivo registran
El dinamismo del mercado laboral, el tirón del teletrabajo y la tensión creciente en el mercado de la vivienda han disparado la movilidad de asalariados entre las comunidades autónomas. Entre 2022 y 2023, cerca de 230.000 trabajadores se mudaron de una región a otra, un marcado repunte anual del 53,7% que, en cifras absolutas, implica un aumento de más de 80.000 personas frente a las casi 150.000 que cambiaron su residencia en el año anterior. Los datos, publicados este jueves por la Agencia Tributaria en la estadística de Movilidad del Mercado de Trabajo, rompen de lleno con la tendencia que se había registrado en los últimos dos años y ponen sobre la mesa un abanico de explicaciones. “Cuando algo cambia tan abruptamente de un año para otro suele haber varias razones detrás”, apunta Javier Blasco, director del Adecco Group Institute.
En España, durante los años anteriores al estallido de la pandemia, el número de asalariados que cambiaban de territorio solía moverse en torno a los 150.000 por ejercicio. Era habitual que muchos trabajadores de las autonomías más rurales se desplazaran a centros con urbes más globalizadas, como Madrid o Barcelona. Sin embargo, en 2020, justo con el estallido de la crisis de la covid-19, la cifra creció abruptamente hasta superar los 250.000 desplazamientos, sobre todo debido al elevado número de personas que regresaron a sus ciudades de origen. Muchos estaban bajo el paraguas del ERTE, las empresas abrieron la mano con el teletrabajo y miles de trabajadores pudieron moverse para pasar los diferentes confinamientos a zonas más tranquilas. En 2021 y 2022 esa anomalía se fue corrigiendo y el volumen cayó a niveles históricamente habituales. Sin embargo, el inusual volumen anotado en 2023 ha roto con la serie y ha puesto en el foco varios puntos a tener en cuenta para poder entender la tendencia. El primero de ellos, recalca Blasco, es la mejora sostenida que el mercado de trabajo viene registrando en los últimos años.
El número de ocupados se incrementó en 2023 en más de 783.000 personas, casi tres veces más que en 2022. Son cifras elevadísimas, prosigue el experto, que tienen un impacto lógico en el fenómeno de la movilidad laboral. Es algo en lo que también incide el investigador asociado de Fedea, Marcel Jansen: “A mayor crecimiento de empleo, mayor movilidad”. Esta dinámica suele beneficiar a las comunidades autónomas con mayor dinamismo laboral y que pueden considerarse polos de atracción por concentrar a la mayor parte de las ofertas y los mejores sueldos. Por eso, cuando se analiza el saldo neto —es decir, la diferencia entre las salidas y las llegadas de asalariados—, las únicas regiones con resultados positivos relativamente significativos son la Comunidad Valenciana, con 4.779 asalariados, Madrid (4.167), Baleares (2.298) y Cataluña (2.215). También se suman al grupo las Islas Canarias, con 837 trabajadores ganados, y, en menor proporción, Cantabria, con tan solo 61 personas.
Santiago Maroto, de 33 años, es uno de los asalariados que forman parte de la estadística. En 2023 trabajaba en Madrid como técnico de mantenimiento en una conocida multinacional de muebles y la empresa le ofreció un aumento salarial a cambio de irse temporalmente a la Comunidad Valenciana, donde no encontraban un perfil adecuado para cubrir un puesto que había quedado vacante. La idea es estar allí hasta el año que viene, cuando podrá regresar a Madrid manteniendo las condiciones actuales. “Cambiarse de comunidad por motivos laborales no siempre es fácil, pero lo hice porque me permitía mejorar bastante el sueldo, ahorrar y volver a mi casa en una situación mejor”, explica. Si todo sale según lo planeado, volverá a engrosar la estadística de 2025, ya que los datos se basan en la declaración de retenciones e ingresos a cuenta sobre rendimientos del trabajo del contribuyente que haya sido asalariado durante los dos años que se comparan. Las cifras de la Agencia Tributaria tiene en cuenta a los trabajadores del sector público y privado, pero solo de las comunidades de régimen común, por lo que excluye cualquier desplazamiento que tenga como origen o destino a País Vasco y Navarra.
Las dinámicas del mercado de trabajo, por el contrario, perjudican a los territorios que tienen menos oportunidades laborales. Por eso, aunque autonomías como la Región de Murcia y La Rioja presentan en 2023 saldos netos negativos que son anecdóticos —menos de 100 asalariados perdidos—, otras muestran cifras mucho más impresionantes. Es el caso de Andalucía, con una merma de 6.043 personas, de Extremadura (3.508) y de Castilla y León, con un balance negativo de casi 3.000 trabajadores. En Castilla-La Mancha, Aragón y Galicia, el déficit es de 1.200, 500 y 250 personas, respectivamente.
“Una de las lecciones que nos dan estas cifras”, prosigue Blasco, es la incapacidad que “hemos tenido a la hora de revertir el proceso de pérdida que siguen sufriendo las comunidades autónomas de la España vaciada”. En la época de la crisis sanitaria, añade, dio la sensación de que el teletrabajo iba a poder frenar ese proceso continuado de vaciamiento. Sin embargo, “pese a que en algunos casos sí favorece la movilidad, el trabajo a distancia no ha sido aceptado de forma masiva por las empresas”, sostiene Blasco. Según datos del INE, lo practican el 15% de los ocupados. A ello se le suma que los nuevos empleos siguen recayendo principalmente en el sector servicios y en la hostelería —además de la construcción o la industria—, lo que favorece la movilidad hacia las regiones turísticas y más pobladas. Sin olvidar que los sectores de alto valor añadido, como el de las telecomunicaciones, suelen tener sus grandes centros en Madrid, Cataluña o la Comunidad Valenciana, “lo que hace más profunda todavía la brecha”, recuerda un catedrático universitario consultado.
Sin embargo, paradójicamente, la concentración del mercado laboral en ciertas regiones también impulsa la movilidad laboral en sentido inverso. Es aquí donde entra en juego, sugieren los expertos, el sobrecalentamiento que sufre el mercado inmobiliario en regiones como Madrid. Este fenómeno estaría propiciando que varios trabajadores que no pueden pagar la vivienda en las localidades más caras tiendan a moverse poco a poco a zonas periféricas. María Gayo, de 35 años, vivía en la capital, pero el año pasado se mudó a la parte del Corredor del Henares que se encuentra en Guadalajara, “mucho más asequible que municipios que, literalmente, están a cinco kilómetros, pero en Madrid”. Esto explicaría, en parte, que comunidades como Castilla-La Mancha o Castilla y León recibieran 20.370 y 13.486 asalariados, respetivamente, en 2023.
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