Pese a los recurrentes avisos sobre la posibilidad de una burbuja en sus precios, la inteligencia artificial (IA) aparece de forma abrumadora en los pronósticos de mercado para 2025 como uno de los principales catalizadores de subida para la Bolsa. En especial, para la estadounidense, epicentro de las compañías dedicadas a esta tecnología y principal beneficiada de la efervescencia bursátil que las rodea. La IA es el gran motor de las previsiones alcistas que manejan las gestoras para 2025. Santander AM espera un crecimiento de los beneficios del S&P 500 del 12% para el próximo año y pone a la IA como clave de este pronóstico. También el banco suizo UBS, que prevé una subida del principal indicador estadounidense del 10% para 2025, considera que “el auge de la inteligencia artificial y la caída de los tipos de interés actuarán de catalizadores clave, impulsando a las cotizadas”.
Las inversiones en la nueva tecnología rondaron los 260.000 millones de euros este año pero el retorno en facturación y beneficios aún se hará esperar. Los siete magníficos lideran el gasto y el desarrollo de la IA
Pese a los recurrentes avisos sobre la posibilidad de una burbuja en sus precios, la inteligencia artificial (IA) aparece de forma abrumadora en los pronósticos de mercado para 2025 como uno de los principales catalizadores de subida para la Bolsa. En especial, para la estadounidense, epicentro de las compañías dedicadas a esta tecnología y principal beneficiada de la efervescencia bursátil que las rodea. La IA es el gran motor de las previsiones alcistas que manejan las gestoras para 2025. Santander AM espera un crecimiento de los beneficios del S&P 500 del 12% para el próximo año y pone a la IA como clave de este pronóstico. También el banco suizo UBS, que prevé una subida del principal indicador estadounidense del 10% para 2025, considera que “el auge de la inteligencia artificial y la caída de los tipos de interés actuarán de catalizadores clave, impulsando a las cotizadas”.
La euforia por la inteligencia artificial no se limita a las compañías directamente implicadas en su puesta en marcha o en la fabricación de chips necesarios para desarrollar esta nueva tecnología -como Nvidia o Microsoft-, lo que expande el potencial bursátil a un enorme abanico de compañías. El reto actual, en el que van a poner la lupa los inversores después del desaforado rally bursátil, está en trasladar a la cuenta de resultados las inversiones multimillonarias que exige el desarrollo de la IA. En recoger los frutos de una tecnología que sin duda va a determinar el futuro del conjunto de la economía. Según McKinsey, el impacto de la IA podría agregar billones de dólares a la economía global. Su investigación más reciente estima que podría contribuir con entre 2,6 y 4,4 billones de dólares anuales. “En términos del crecimiento de la productividad podría añadirle anualmente entre 0,5% y 3,4%. Sin perder de vista el sector de las grandes tecnológicas, es clave analizar cuál comienza a ser el impacto de la implementación de la IA en todo el ecosistema”, explican desde Santander AM. Según Goldman Sachs Research, podría impulsar el crecimiento de la productividad elevando el beneficio por acción del S&P 500 un 1,5% extra cada ejercicio.
Goldman prevé que el beneficio por acción del conjunto del mercado crezca un 1,5% extra por la IA
Un impacto en el conjunto de la economía que tendrá su reflejo, también, en los mercados, Manuela Sperandeo, responsable de Producto iShares para Europa y Oriente Medio de BlackRock, considera que “la IA está transformando el panorama de la inversión, ofreciendo oportunidades potenciales de crecimiento e innovación sin precedentes”. Como dice la experta de BlacRock, estamos aún en un mundo más de potencialidades que de realidades. La tecnología de los modelos de aprendizaje de lenguaje acaba de cumplir dos años, y por el momento, priman las inversiones frente a los resultados cuantificables. Mark Casey, gestor de renta variable de Capital Group, apunta que puede que la inteligencia artificial resulte más espectacular y grande de lo que se piensa. “Los llamados hiperescaladores -Alphabet, Amazon, Meta y Microsoft- están gastando aproximadamente la mitad de su presupuesto de capex (gastos que una empresa realiza para la adquisición o mantenimiento de bienes físicos) en tecnología y la otra mitad en la compra de terrenos para construir tantos centros de datos como sea posible cerca de fuentes de energía fiables. Esto debería ofrecer oportunidades de inversión durante años”, comenta.
Inversiones multimillonarias
En cifras totales, BlackRock recoge que las inversiones relacionadas con la infraestructura de IA -que abarcan hardware, computación en la nube y chips- superarán los 270.000 millones de dólares en 2024 (259.800 millones de euros), y las previsiones a largo plazo estarían por encima del billón de dólares.Pero la clave será convertir en resultados esas fuertes inversiones. Los llamados siete magníficos de Wall Street llevan la delantera en producción y aplicación de la IA. Por ejemplo, un reciente estudio de Goldman Sachs espera en 2025 inversiones en IA por valor de 125.000 millones de dólares (120,08 millones de euros) por parte de Microsoft (55.000 millones), Google (25.000 millones) y Amazon (45.000 millones), frente a un incremento de sus ventas de entre 10.000 y 20.000 millones de dólares. Alex Tedder, codirector de renta variable de Schroders, comenta estas cifras: “pueden permitirse invertir grandes cantidades de dinero gracias a la solidez de sus balances y a la fortaleza de sus flujos de tesorería. Pero las previsiones de incremento de ventas de estas inversiones -al menos en los próximos dos años- son bastante modestas. El mercado no está seguro de que la monetización de estas inversiones vaya a ser positiva para los accionistas”.
El entusiasmo por las empresas que pueden beneficiarse de la IA debe ir acompañado de una estricta disciplina de valoración
Y estas mismas dudas se desprenden de las palabras de Matthew Benkendorf, director de inversiones de Vontobel Quality Growth. “Las perspectivas de retorno de la inversión en el gasto relacionado con la IA siguen siendo inciertas en muchos casos. A lo largo de un periodo de tres a cinco años, existe el riesgo de que el gasto de capital en chips de capacidad hiperescala se realice en previsión de unos ingresos que podrían no materializarse”, explica. Y Xiadong Bao, gestor de renta variable internacional en Edmond de Rothschild AM, da también su toque de escepticismo: “el modelo de negocio actual de la IA no es adecuado para los consumidores del mercado de masas. En sólo dos años, se han creado billones de capitalización de mercado, se han comprado miles de millones de GPU y millones de personas han experimentado la IA generativa. El entusiasmo es palpable, Esperemos que los días venideros sean aún mejores”, concluye.
Beneficios por llegar
Para evitar los fuegos artificiales alrededor de la IA, Matthew Benkendorf considera que el entusiasmo por las empresas que pueden beneficiarse de la IA debe ir acompañado de una estricta disciplina de valoración. El aumento estimado de los beneficios impulsado por la IA debería producirse en los próximos años. “Como inversores, favorecemos a las empresas que muestran una mayor previsibilidad y están posicionadas para beneficiarse del crecimiento estructural dentro de este sector, garantizando una rentabilidad financiera más realista y cuantificable”, explica. Y pone como ejemplo los gigantes tecnológicos Microsoft y Adobe, ya que han desarrollado formas claras y concretas de rentabilizar la IA para mejorar sus negocios principales. Esto proporciona “flujos de ingresos predecibles, lo que convierte a estas empresas en una apuesta más segura que las impulsadas principalmente por la propia IA”.
Curiosamente, este experto desconfía de la futura evolución del fabricante de chips de nueva generación Nvidia, “que ha experimentado un crecimiento irregular, y creemos que es difícil determinar la previsibilidad de sus ingresos debido a la incertidumbre en torno a la demanda futura de sus chips. Creemos que empresas como Synopsys, que ofrece herramientas de diseño y verificación a fabricantes de semiconductores, ofrecen potencial de crecimiento con menor riesgo”, concluye.
José Francisco Ibáñez Sagristà, analista de renta variable de Tressis, destaca a los gigantes ganadores con la IA. Se decanta, dentro del hardware, por Nvidia y su competidor AMD. “Los grandes beneficiados en las primeras fases de esta revolución tecnológica son gigantes como Microsoft y Google. Microsoft ha sabido integrar la IA en su ecosistema, desde servicios en la nube como Azure hasta aplicaciones cotidianas como Office. Estas herramientas no solo mejoran la productividad, sino que también han abierto nuevas fuentes de ingresos recurrentes mediante modelos de suscripción. En el caso de Google (Alphabet), ha mantenido su liderazgo en búsquedas y publicidad digital, apoyándose en algoritmos de IA cada vez más avanzados que ofrecen personalización y eficiencia tanto a anunciantes como a usuarios”, concluye.
En el mundo del hardware, Mike Glöckner, analista del sector tecnológico de DJE Kapital AG, destaca a Nvidia, que cuenta con una cuota de mercado del 80% en procesadores para la IA, aunque también recomienda Broadcom, un proveedor especializado de EE. UU., que está activo tanto en equipos de red como en diseño de chips y genera alrededor del 20% de sus ventas en el sector de la IA. También destaca Taiwan Semiconductor, el principal fabricante de semiconductores del mundo, prevé alcanzar una cuota de mercado de la IA superior al 20% a partir de 2025.
En el campo del software de IA, actualmente no está tan claro qué empresas serán las ganadoras a largo plazo
Uno de los principales hiperescaladores es Amazon, el mayor proveedor mundial de infraestructuras en la nube. Además de utilizar las GPU de Nvidia, la empresa desarrolla sus propios chips de IA (Trainium e Inferentia) y ofrece una amplia gama de herramientas y modelos de desarrollo de IA. También apuesta por Meta, que ha integrado con éxito la IA en la publicidad y es una de las primeras empresas en monetizar la nueva tecnología. Microsoft se estableció en el sector de la IA desde el principio con su plataforma en la nube Azure y una estrecha asociación con OpenAI. Google ha sido pionero durante mucho tiempo en el campo de la IA y opera DeepMind, uno de los laboratorios de IA más importantes del mundo.
En el campo del software de IA, actualmente no está tan claro qué empresas serán las ganadoras a largo plazo, explica Glöckner. Esto se debe a la estructura de la cadena de valor: antes de que los proveedores de software puedan desarrollar y escalar sus soluciones, la infraestructura subyacente debe estar en su lugar. ServiceNow, una plataforma para optimizar los procesos comerciales también es un actor importante. La empresa ofrece numerosas soluciones de automatización que hacen un uso específico de la IA. Y, por último, destaca Tesla que apuesta por software y sistemas de cámara respaldados por IA y planea tener el primer robotaxis en las carreteras de los EE. UU. a fines de 2025. Sin embargo, hasta ahora, el desarrollo se ha visto ralentizado por obstáculos regulatorios. Con el nuevo gobierno de Donald Trump, en el que el propio Elon Musk es uno de los responsables políticos, estos obstáculos se reducirán significativamente, lo que podría dar un impulso adicional al mercado de los robotaxis.
La IA sigue manteniendo el interés de los inversores pero como en todo negocio nuevo, las incertidumbres son muchas y los movimientos de éxito y fracaso, de nacimiento y muerte de compañías prometen mucha volatilidad.
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