Poco le ha durado la calma a Francia. Una semana después de la caída del Ejecutivo de Michel Barnier, las agencias de rating elevan la presión sobre la deuda francesa. Siguiendo los pasos de S&P, Fitch y Scope en la madrugada del viernes al sábado Moody’s le metió la tijera y sitúa la nota en Aa3, tres escalones por debajo de la triple A. Los inversores no han tardado en reaccionar. Las caídas se replican en la renta variable y la deuda. El rendimiento del bono a 10 años se mantiene por encima del 3% y el Cac francés retrocede un 0,6%, a la cabeza de los recorres en Europa. La prima de riesgo, entendida como el diferencial de la deuda francesa a 10 años con la deuda alemana a este mismo plazo, ha llegado a repuntar a los 81 puntos básicos en los primeros minutos de negociación y finaliza al filo de 80, por encima de los 69 que registra la española, pero inferior a los 90 puntos básicos que tocó a principios de mes cuando el mercado ya daba por hecho que al gobierno de Barnier tenía las horas contadas. La ampliación de los diferenciales se ve contenida por la inestabilidad política alemana. El canciller socialdemócrata, Olaf Scholz, ha perdido la confianza del Bundestag y despeja el camino para un adelanto de las elecciones el próximo 23 de febrero.
La agencia de calificación degrada la nota a Aa3 por la debilidad de las finanzas públicas. El PMI manufacturero de diciembre cae a su nivel más bajo desde mayo de 2020
Poco le ha durado la calma a Francia. Una semana después de la caída del Ejecutivo de Michel Barnier, las agencias de rating elevan la presión sobre la deuda francesa. Siguiendo los pasos de S&P, Fitch y Scope en la madrugada del viernes al sábado Moody’s le metió la tijera y sitúa la nota en Aa3, tres escalones por debajo de la triple A. Los inversores no han tardado en reaccionar. Las caídas se replican en la renta variable y la deuda. El rendimiento del bono a 10 años se mantiene por encima del 3% y el Cac francés retrocede un 0,6%, a la cabeza de los recorres en Europa. La prima de riesgo, entendida como el diferencial de la deuda francesa a 10 años con la deuda alemana a este mismo plazo, ha llegado a repuntar a los 81 puntos básicos en los primeros minutos de negociación y finaliza al filo de 80, por encima de los 69 que registra la española, pero inferior a los 90 puntos básicos que tocó a principios de mes cuando el mercado ya daba por hecho que al gobierno de Barnier tenía las horas contadas. La ampliación de los diferenciales se ve contenida por la inestabilidad política alemana. El canciller socialdemócrata, Olaf Scholz, ha perdido la confianza del Bundestag y despeja el camino para un adelanto de las elecciones el próximo 23 de febrero.
Moody’s justifica su decisión por la situación de las finanzas públicas del país, dado que estas “se verán sustancialmente debilitadas en los próximos años”. Así, comenta que “ahora existe una probabilidad muy baja de que el próximo gobierno logre reducir de manera sostenible el tamaño de los déficits fiscales más allá del próximo año”. El recorte se produjo el mismo día en que el presidente francés, Enmanuel Macron, nombró a François Bayrou nuevo primer ministro. El centrista Bayrou ha sido el escogido para intentar cerrar la crisis política francesa que arrastra Francia desde junio cuando Macron adelantó las elecciones legislativas en un intento infructuoso por frenar el ascenso de la extrema derecha. Los analistas de Citi señalan que la decisión de Moody’s supone “el reconocimiento de una realidad presente desde hace tiempo, más que un deterioro significativo de los fundamentales”. Los expertos de la entidad estadounidense señalan la parálisis política ya estaba presente antes de la moción de censura. “El gobierno dirigido por François Bayrou tendrá que actuar bajo restricciones muy similares a las del gobierno de Barnier.Esperamos que esta situación se prolongue al menos hasta después del verano y posiblemente mucho más allá”, destacan.
Desde Pictet comentan que la decisión de Moody’s se produce en el peor momento posible, dado que la tensión en la deuda pública estadounidense repercute también en la europea. “Este anuncio deja pocas esperanzas para una recuperación de la Bolsa francesa este año”, comenta Christopher Dembik, asesor principal de inversiones de Pictet Asset Management. En un ejercicio en el que los principales índices del Viejo Continente registran ganancias de más del 10%, la renta variable francesa toma distancia y retrocede un 2,5%. A falta de unas semanas para el cierre del ejercicio el Cac francés va camino de firmar su peor año frente a las Bolsas europeas desde 2010. Los inversores han ido reduciendo su exposición a los activos franceses desde principios de junio. El ruido político y sobre todo la composición sectorial explican las caídas de la Bolsa gala. Las firmas del lujo, que no consiguen levantar cabeza por la débil demanda de China, y el peso del sector energético explican el mal comportamiento del Cac.
El margen del Gobierno francés para enderezar las finanzas públicas es cada día menor. El 21 de diciembre es la fecha límite para la aprobación de unas cuentas acordes con la consolidación fiscal que exige la Unión Europea. El pasado julio Bruselas abrió un expediente por déficit excesivo y en 2025 volverá a aplicar las reglas fiscales acorde a las cuales el déficit de los estados no debería superar el 3% y la deuda el 60%, unos niveles que Francia claramente supera. Thomas Gillet y Brian Marly, analistas de sector público y soberano de Scope Ratings, consideran que “la incertidumbre a corto plazo aumenta el riesgo de que el déficit de Francia siga creciendo en 2025, acercándose al 7% del PIB previsto por el Gobierno en un escenario sin cambios políticos, frente al objetivo del 5% fijado en el proyecto de presupuestos. Sería el tercer año consecutivo de desvío presupuestario, tras déficits del 6,1% en 2024 y del 5,5% en 2023″. Según sus cálculos, el aumento de los pagos netos de intereses, del 4% de los ingresos en 2024 a casi el 6% en 2029, y la atonía del crecimiento también contribuyen al aumento de la deuda en relación con el PIB, que se prevé que alcance el 119% en 2029.
Odile Camblain, responsable de gestión de multiactivos de Credit Mutuel Asset Management, considera que las proyecciones de crecimiento del 1,1% que sirvieron de base a Barnier para la elaboración de los presupuestos son excesivamente optimistas dado el persistente escepticismo de los inversores y el moderado consumo interno. La debilidad económica de Francia es ya un hecho. El PMI manufacturero ha caído a 41,9 desde los 43,1 de noviembre, frente al 42,1 de hace justo un año, lo que supone la peor lectura desde mayo de 2020.
En medio de la incertidumbre macroeconómica Bayrou ha comenzado hoy las negociaciones para formar un gobierno que pueda impulsar un presupuesto. Su primer contacto ha sido con la formación de extrema derecha de Marine Le Pen. Con 126 diputados Reagrupamiento Nacional votó a favor de la moción de censura de la coalición de izquierdas Nuevo frente Popular. Le Pen valora positivamente el encuentro. “Quizá sea pronto para decir su se nos ha escuchado, pero se nos ha escuchado”, ha apuntado. Una de las condiciones que plantea la líder de extrema derecha es una reducción del déficit más moderado mientras que la izquierda clama por un aumento de los impuestos a los más ricos y una reversión de la reforma de pensiones de Macron. Le Pen ha reiterado en sus intervenciones que está dispuesta a trabajar con el nuevo gobierno siempre y cuando adopte un enfoque menos agresivo respecto al déficit. En su intervención en Bloomberg hace dos semanas Le Pen señaló que Francia podría superar el colapso y presentar un presupuesto en cuestión de semanas.
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