UGT quiere que la legislatura, que en su agenda legislativa avanza a duras penas, “siga con buen pie”. El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, se lo ha pedido así “sobre todo al Gobierno”, aunque también a Junts per Catalunya, después de verse este lunes en Waterloo con el líder de esta formación política, el expresident catalán Carles Puigdemont. El principal motivo de la visita del sindicalista al político huido de la justicia española era pedirle que apoyara la reducción de la jornada laboral, uno de los elementos abiertos en el diálogo social que no acaban de salir adelante por el rechazo de los empresarios.
El secretario general de UGT se reúne en Waterloo con el líder independentista y reclama al Gobierno de Sánchez que cumpla con lo pactado con los exconvergentes
UGT quiere que la legislatura, que en su agenda legislativa avanza a duras penas, “siga con buen pie”. El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, se lo ha pedido así “sobre todo al Gobierno”, aunque también a Junts per Catalunya, después de verse este lunes en Waterloo con el líder de esta formación política, el expresident catalán Carles Puigdemont. El principal motivo de la visita del sindicalista al político huido de la justicia española era pedirle que apoyara la reducción de la jornada laboral, uno de los elementos abiertos en el diálogo social que no acaban de salir adelante por el rechazo de los empresarios.
Hacía nueve años que Álvarez, que fue durante 26 años líder de UGT en Cataluña, no se veía con Puigdemont, según el mismo ha explicado. Lo ha hecho este lunes, cuando ha acudido hasta Waterloo, una ciudad dormitorio limítrofe con Bruselas, en la que vive el expresidente catalán, para reunirse con él. La coyuntura en la que se ha celebrado el encuentro da que pensar que el sindicalista también podría pedir al líder independentista que diera oxígeno al Gobierno progresista atascado ante la dificultad de reunir los apoyos para sacar adelante los Presupuestos. Sin los siete diputados de Junts la vida parlamentaria del Ejecutivo español puede ser casi imposible. Pero Álvarez ha rechazado en la comparecencia posterior ante la prensa que el motivo de su viaje a Bélgica sea pedir algo en nombre del Gobierno. No obstante, a nadie se le escapa el papel de intermediación de Álvarez ante la debilidad de los apoyos parlamentarios del Ejecutivo en el Congreso. Necesitará los apoyos de Junts para sacar adelante la reducción de jornada, entre otras iniciativas legislativas pendientes, como la subida del impuesto a las energéticas o los presupuestos.
Álvarez sí que ha reclamado, como líder de UGT, que el Gobierno cumpla lo que pactó con los independentistas conservadores catalanes. “Sería bueno que tanto al Gobierno como a Junts en la parte que le toca, pero sobre todo al Gobierno, fueran consciente de que hay que cumplir con los acuerdos. Hay que hacer interpretaciones flexibles de los acuerdos para continuar esta legislatura con buen pie. Porque se trata de esto, de continuar la legislatura, aprobando leyes”, ha apuntado, dejando claro que cree que el Ejecutivo debe poner más de su parte para contentar a Junts. Estas palabras tienen especial sentido en un momento en que Junts ha amenazado al Gobierno con romper definitivamente si no cumple con lo pactado y le haya reclamado una moción de confianza.
Pero si algo le interesaba a Álvarez este lunes era conocer la predisposición de Puigdemont y su partido hacia una de las mayores reivindicaciones sindicales de los últimos años: la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales. La medida figura en el acuerdo de Gobierno del PSOE y Sumar, y aunque lleva meses de negociación en la mesa de diálogo social, no acaba de ver la luz. El rechazo de la patronal a este cambio, que sería histórico, impide por ahora que acabe por convertirse en un texto legal.
Que CEOE forme parte o no de un acuerdo de reducción de jornada tiene bastante importancia, ya que la firma de los empresarios puede atraer el apoyo o, por lo menos, la abstención de partidos de corte más conservador como el PP, Junts o PNV. Pero este escenario parece descartado y por eso la visita de Álvarez cobra especial importancia. “Creo que el presidente Puigdemont no tenía la misma impresión cuando hemos entrado [a la reunión] que cuando hemos salido”, ha señalado con cierto optimismo.
La posición de Junts es importante, porque sin sus votos, como sin los del PNV, la reducción de jornada no tiene opciones de prosperar en el Congreso de los Diputados. “Tengo la sensación de que, en relación con cuál será la posición de Junts, queda trabajo por hacer y nosotros lo vamos a intentar con todas nuestras fuerzas”, ha abundado Álvarez, en una comparecencia, en la que ha tratado de cuidar al máximo las relaciones con los independentistas catalanes, dejando claro que sin ellos no es posible que la legislatura avance con la aprobación, entre otros proyectos legislativos, de los presupuestos de 2025.
Ese esmero se ha demostrado cuando ha respondido que sí que le parece “anómalo” verse con “el presidente de Junts”, “pero es igual de anómalo que no se haya puesto en marcha la ley de Amnistía y, por tanto, esto lo podríamos haber hecho en Madrid”.
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