Eduardo Tuiti Molina una noche durmió en el mismo Memorial, en lo alto de la Cordillera, donde bajan las temperaturas a muchos menos cero y donde el viento es incesante. “Fue hace tiempo, pero no lo hice más, porque me parece que es violar ese lugar sagrado”, nos dijo con énfasis en unas de las cuantas charlas que mantuvimos. La frase resume la admiración que siente por los 16 hombres que sobrevivieron al accidente en el corazón mismo de la Cordillera en el año 1972, especialmente por Fernando Parrado, a quien considera “un iluminado, un verdadero iluminado”, como repite cada vez que surge la charla.
Nos conocimos personalmente en Colonia del Sacramento a principios de octubre pasado en una charla informativa sobre la expedición. Entre conversaciones y mensajes de Whatsaap, fue rememorando la historia y salpicando con vivencias propias en el sitio del accidente. Tuiti relata cómo es sentirse sacudido por el viento helado y pisar la nieve de la misma Cordillera que tuvo durante 72 días probando el amor a la vida y el instinto de supervivencia hasta lo infinito, a aquellos chicos que se ganaron el derecho a continuar la vida por siempre.
En este 2024
Desde que partió la expedición desde el centro de la ciudad de Mendoza hasta cuando nos despedimos café mediante en una estación de servicio de la Ruta 40, Tuiti Molina está escalando montañas, está cuidando a quienes caminan por la montaña y se abre entero para que todo el mundo sepa lo que él sabe.
Pero antes, en Colonia del Sacramento dialogamos exactmente asì:
-¿La montaña es dura?
-Sí, la montaña es dura.
-¿Es difícil?
-Sí, es difícil.
–¿Es imposible?
-No, no, no es imposible. Con esta expedición cumplo 60 en las que he visitado al Memorial. Sí que hay que entrenar, hay que entrenar. No es lo mismo que caminar por la rambla como dicen ustedes los uruguayos, pero que se puede, se puede, –dijo en aquella primera reunión-.
Y todo fue cierto. Cuando compartíamos las cenas o desayunos en el campamento de El Barroso en el corazón de la Cordillera, el Tuiti era una catarata de prevenciones, de estímulos y hacer gustar lo que le apasiona. Aquí va parte de las charlas que mantuvimos, que tienen como origen y centro a la montaña y “el avión de los uruguayos”.
-¿Desde cuándo eres montañistas y por qué?
-Intentaré ser breve, lo que pasa que la pregunta es muy buena. Yo tuve un abuelo cuando chiquitito… de esos abuelos que te llevan a pescar, pero yo nunca fui un niño muy quieto, nunca… mi abuelo me llevaba a pescar y en Mendoza eso significa ir a la montaña. No hay otra posibilidad que ir a ríos de montaña y era el único al que le gustaba la pesca en mi familia. A mí me encantaba ir porque era de esos abuelos que pescaban horas, horas y horas y me dejaba solo… Imagínate… andaba solo caminando por al lado de los ríos. Yo creo que gracias a él empecé a caminar por las montañas, pasaba horas caminando y no soportaba quedarme quieto. Entonces de chiquito empecé a recorrer múltiples lugares con ríos y montañas. Creo que fue mi abuelo quien me impulsó a esto y se le agradezco eternamente. Porque yo vengo de una familia donde mi padre es bioquímico y mi madre profesora de matemática. Mis hermanos siguieron los pasos de mis padres y yo tuve, por suerte, un abuelo de esos que hablaban con los ojos, que leían cuentos prohibidos, me contaba chistes, anécdotas…
-¿Por qué organizas esta excursión por el Valle de las Lágrimas al “avión de los uruguayos” y cómo está formado el equipo?
-De chico fui un gran lector, mis padres me educaron en la lectura y, como todos, leí “Viven”. Creo que tenía 12 o 13 años. La historia me impactó mucho, me generó mucha curiosidad el hecho de que sucediera aquí, en Mendoza, en el lugar donde yo vivo, donde tuve la suerte de nacer y que me gusten las montañas. Me generó curiosidad. A los 13 años, empecé a irme con mis amigos los fines de semana a la montaña, todos los feriados que había aquí… Empecé a caminar por la montaña a los 13 años y no paré nunca más. De chiquito lo hago, ¿viste? Ya de grande, de profesor recibido (de Educación Física), decidí organizar estas expediciones porque justamente quería estar en ese lugar, sobre el que había leído y tenía la posibilidad de estar porque vivía cerca.
-¿Y el equipo?
-El equipo somos 10 por expedición, vos lo viviste, te diste cuenta, nosotros de hecho hasta somos distintos… cosa que es extraordinaria. Vos lo conociste a Roberto que es muy distinto a mí, sin embargo trabajó con mi mejor amigo. La vida ha sido buena y generosa conmigo, digamos. Pero después están los guías, en el campamento, y están los arrieros, esto es imposible hacerlo sin los arrieros. Vos viniste a una época donde pudimos cruzar muchos ríos caminando, pero ahora por ejemplo en diciembre va a ser imposible y sin los caballos y sin los arrieros esto no se puede hacer, porque el deshielo hace que tengas que cruzar todos los ríos todos a caballo. Así que te diría que el equipo está formado por arrieros, baqueanos, guías, profesores de educación física, gente que está en el campamento… Somos un conjunto de 10 personas.
-¿Qué se necesita para hacer esta expedición?
-Lo primero es internalizarla en las circunvoluciones cerebrales, sentir un poquito la curiosidad de venir a este lugar en el cerebro, me parece que después hay que bajarla al corazón. Esto es una historia única de supervivencia en el mundo, que enseña, que rompe mitos, que educa, que te produce humildad, que te da alegría de vivir, que te da autoconocimiento y después del corazón hay que trasladarla a las piernas. Nosotros siempre nos comunicamos, así como me comuniqué con vos meses previos, con la gente insistimos mucho en que entrenen, nosotros no hacemos cabalgata, básicamente porque cuando las cosas cuestan te generan más emoción…
-¿Qué significa la tragedia o el milagro de los Andes en el contexto internacional?
-Yo creo que esta historia ha trascendido las fronteras, dicho por ellos mismos, por los sobrevivientes. A mí hasta me llama la atención a veces, dicho por los mismos uruguayos, que no se conoce tanto o no se dimensiona tanto lo que ellos hicieron. Realmente nosotros hemos tenido gente de Chile, de Brasil, uruguayos, españoles, mexicanos. Hemos tenido gente de Australia, de Irlanda, de Estados Unidos, hasta gente de Groenlandia vino una vez. Y por supuesto, te estoy hablando antes de la película**. La película hizo que esto se dimensionara mucho más.
– ¿Por qué Canessa y Parrado pudieron salir de la Cordillera?
-Mira, esa pregunta es espectacular, la he pensado muchísimo y te voy a dar mi opinión, que por supuesto puede ser debatida o no tenida en cuenta, pero es la opinión de alguien que ha ido 60 veces al Memorial y que conoce mucho la historia y que ha leído muchísimos libros. Yo creo que la ingenuidad y alguna frase que dicen ellos mismos: “no sabíamos que era imposible”, esas, son las razones. Creo que la ingenuidad y la voluntad. Y creo que Parrado es único en la especie, único, es una persona impresionante. Parrado dice que sin Canessa no lo hubiera podido hacer y Canessa dice lo mismo de Parrado. Lo que pasa que Parrado es un tipo, acá me voy a extender, te voy a dar una opinión muy personal y tiene que ver con que es el único que estuvo de los 16 que sobrevivieron tan cerca de la muerte. Yo estudié griego, estudié griego en un colegio, tuve la suerte de ir a un buen colegio secundario y estudié a los dioses, estoy hablando antes de Cristo, los metían en unas criptas, eran los sacerdotes de Apolo, los dejaban 10 días metidos en una cripta, les daban alguna especie de jarabe, de agua, nada de comida, por supuesto muchos se terminaban muriendo, pero algunos sobrevivían, estos tipos que estaban 10 días encerrados en una cripta, en la oscuridad, y sobrevivían a esa situación, eran considerados sacerdotes. Luego recibían ciertos privilegios, porque habías estado muy cerca de la muerte. De hecho muchos morían, pero aquellos que sobrevivían era porque habían visto la muerte de cerca. Me parece que Parrado fue el tipo que más cerca que estuvo de la muerte, creo que eso hizo que tuviera unos deseos tremendos y una voluntad y un entusiasmo que aún hoy cuesta entender a la ciencia cómo lo hizo. Entusiasmo es una palabra de origen griego, viene de endón y de teos, es quien lleva a dios adentro. Yo no soy una persona religiosa, pero creo que Dios existe y Parrado es un tipo que llevaba a Dios adentro.
También creo que Canessa le bajaba un pie del acelerador, él le decía frases fantásticas como: “a esta conversación tengámosla a la mañana”, porque a la mañana razonaban mejor cuando había que parar, porque el tipo quizás si no hacían esas paradas, no hubiesen llegado… Me parece que se apoyaron mutuamente, pero creo que Parrado es brillante; brillante en conseguir ir hacia aquel lado y como dice él, el plan para aquel lado funcionó, cuando le preguntan por qué no vino para este lado, estoy convencido que si hubiesen venido para la Argentina no hubiesen sobrevivido.
– ¿En la provincia de Mendoza cómo se visualiza la tragedia o el milagro de los Andes?
-Tiene un lugar importante. Porque en el viaje ellos están un día acá, duermen acá, por las condiciones climáticas de la Cordillera. Porque el accidente tuvo lugar en un lugar muy inhóspito de lo que es la ciudad de Mendoza. Estamos hablando que esto está 360 kilómetros al sur; el Sosneado está a 300 kilómetros y 60 kilómetros hacia la cordillera, pero en el contexto internacional, o en la misma película, o en documentales, se nombra Mendoza. El mendocino sabe que el avión está acá, que está de este lado, así que sí, sí se lo nombra se sabe, salen artículos, se tiene muy en cuenta esta historia acá.
– ¿Por qué consideras que se equivocó el piloto que protagonizó el accidente?
-Yo no soy piloto, pero después de haber leído muchos libros y conversar con un montón de pilotos, todos hablan de un error de navegación del pilotos y copiloto. Todos los libros y todos los pilotos coinciden con eso, con que hubo un error de navegación. El piloto que manejaba el avión no termina de cruzar la cordillera, le quedaban bastantes kilómetros para enfilar rumbo noreste para Santiago y enfila antes de tiempo. Un mal cálculo de los vientos.
-¿Qué significa la Montaña para vos?
-La montaña es todo para mí. Yo soy hombre de montaña, de chiquitito. Vivo en el paleolítico. Me cuesta mucho entender el mundo citadino, el mundo de la ciudad. Yo estoy acostumbrado a dormir en la montaña, a pernoctar en la montaña. No soy un hombre solitario de montaña, para nada. Siempre he concebido la montaña con el deseo de compartirla. La montaña está hecha para compartir. En la montaña vos podés sacar lo más humilde, lo más solidario o también lo más tremendo. Yo soy de los que pregona que la gente comparta y sea solidaria. En la montaña no hay nada. Lo que abajo es ordinario, arriba puede ser extraordinario. Lo que arriba es esencial, abajo puede ser un grifo de agua. Vos abrís el agua en tu casa y te sale el agua fría o el agua caliente. En la montaña eso no sucede. La montaña te educa, te enseña, te hace ver chiquitito, te hace ver humilde, te da autoconocimiento, te permite ver hasta dónde podés llegar o hasta dónde no. A la montaña no hay que tenerle miedo, hay que tenerle respeto. Nosotros estamos siempre atentos, alertas con la gente. Nunca tenemos miedo, pero no hace falta trasmitirle a ustedes, por ejemplo, la posibilidad de que haya una avalancha, la posibilidad de que un río crezca de golpe por el calor o un pedazo de hielo se desprenda. Estamos siempre alertas, pero nos encanta compartir la montaña. La montaña no es clemente. Vos en la montaña pasás por múltiples opciones, por eso uno traslada la mochila cuando va a la montaña. Eso es sagrado. Vos no te podés separar de tu ropa, vos te diste cuenta el segundo día, cómo se despejó, se paraba el viento, te daba calor, te desabrigabas, corría viento, helado, frío. Había nieve, pasabas por lodo, pasabas por barro, por hielo, por frío, te abrigabas, te desabrigabas. Así es la montaña. Es maravilloso. Si hay nieve, la disfrutás y tenés un paisaje espectacular, pero no te puedes sentar porque te mojas el culo. O sea, siempre te da felicidad la montaña. Y si no hay nieve, tenés una piedra donde afirmarte para poder avanzar.
-¿Qué sentimientos tienen y qué buscan las personas que forman parte de estas expediciones?
-De lo más variado… La primera vez que fui, llevo 60, dormí arriba, lo hice hace 10 años. Ya no lo hago más, sentí que era como invadir un lugar sagrado… Pero los sentimientos de los expedicionarios son de los más variados, de dolor, de milagro, de tragedia, también te podría decir de alegría, de algo personal, del desafío personal de llegar a ese lugar que te repito, no es fácil, no es durísimo, pero no es fácil, te habrás dado cuenta de algo sobrenatural que ocurrió allá arriba, de mucha introspección, de mucha contemplación, de mucha exaltación. Hay como una exaltación del paisaje, del lugar donde estaban ellos, que no se puede entender, pero también de dolor… son muy variados los sentimientos de la gente cuando llega a ese lugar.
*Para contactar con Tuiti Molina se deben dirigir a https://tuititrekkingmendoza.com/.
** Se refiere a la última película “La Sociedad de la Nieve”.
La entrada Presenciar lo imposible y vivir la Cordillera de los Andes (parte 2) se publicó primero en El Eco Digital.
Es guía y especialista de la montaña, camina rápido, se manifiesta extrovertido. Junto a su amigo “El Gordo” y un equipo de montañistas, Eduardo Tuiti Molina* es el origen y la génesis de que hayamos podido atravesar la Cordillera de los Andes, llegado al Memorial y ver en vivo dónde pegó el avión, por donde se deslizó el fuselaje y de dónde vino el alud que los sepultó. Por Daniel Roselli La entrada Presenciar lo imposible y vivir la Cordillera de los Andes (parte 2) se publicó primero en El Eco Digital.
Eduardo Tuiti Molina una noche durmió en el mismo Memorial, en lo alto de la Cordillera, donde bajan las temperaturas a muchos menos cero y donde el viento es incesante. “Fue hace tiempo, pero no lo hice más, porque me parece que es violar ese lugar sagrado”, nos dijo con énfasis en unas de las cuantas charlas que mantuvimos. La frase resume la admiración que siente por los 16 hombres que sobrevivieron al accidente en el corazón mismo de la Cordillera en el año 1972, especialmente por Fernando Parrado, a quien considera “un iluminado, un verdadero iluminado”, como repite cada vez que surge la charla.. Nos conocimos personalmente en Colonia del Sacramento a principios de octubre pasado en una charla informativa sobre la expedición. Entre conversaciones y mensajes de Whatsaap, fue rememorando la historia y salpicando con vivencias propias en el sitio del accidente. Tuiti relata cómo es sentirse sacudido por el viento helado y pisar la nieve de la misma Cordillera que tuvo durante 72 días probando el amor a la vida y el instinto de supervivencia hasta lo infinito, a aquellos chicos que se ganaron el derecho a continuar la vida por siempre.. En este 2024. Desde que partió la expedición desde el centro de la ciudad de Mendoza hasta cuando nos despedimos café mediante en una estación de servicio de la Ruta 40, Tuiti Molina está escalando montañas, está cuidando a quienes caminan por la montaña y se abre entero para que todo el mundo sepa lo que él sabe.. Pero antes, en Colonia del Sacramento dialogamos exactmente asì:. -¿La montaña es dura?. -Sí, la montaña es dura.. -¿Es difícil?. -Sí, es difícil.. –¿Es imposible?. -No, no, no es imposible. Con esta expedición cumplo 60 en las que he visitado al Memorial. Sí que hay que entrenar, hay que entrenar. No es lo mismo que caminar por la rambla como dicen ustedes los uruguayos, pero que se puede, se puede, –dijo en aquella primera reunión-.. Y todo fue cierto. Cuando compartíamos las cenas o desayunos en el campamento de El Barroso en el corazón de la Cordillera, el Tuiti era una catarata de prevenciones, de estímulos y hacer gustar lo que le apasiona. Aquí va parte de las charlas que mantuvimos, que tienen como origen y centro a la montaña y “el avión de los uruguayos”.. -¿Desde cuándo eres montañistas y por qué?. -Intentaré ser breve, lo que pasa que la pregunta es muy buena. Yo tuve un abuelo cuando chiquitito… de esos abuelos que te llevan a pescar, pero yo nunca fui un niño muy quieto, nunca… mi abuelo me llevaba a pescar y en Mendoza eso significa ir a la montaña. No hay otra posibilidad que ir a ríos de montaña y era el único al que le gustaba la pesca en mi familia. A mí me encantaba ir porque era de esos abuelos que pescaban horas, horas y horas y me dejaba solo… Imagínate… andaba solo caminando por al lado de los ríos. Yo creo que gracias a él empecé a caminar por las montañas, pasaba horas caminando y no soportaba quedarme quieto. Entonces de chiquito empecé a recorrer múltiples lugares con ríos y montañas. Creo que fue mi abuelo quien me impulsó a esto y se le agradezco eternamente. Porque yo vengo de una familia donde mi padre es bioquímico y mi madre profesora de matemática. Mis hermanos siguieron los pasos de mis padres y yo tuve, por suerte, un abuelo de esos que hablaban con los ojos, que leían cuentos prohibidos, me contaba chistes, anécdotas…. Eduardo Tuiti Molina. -¿Por qué organizas esta excursión por el Valle de las Lágrimas al “avión de los uruguayos” y cómo está formado el equipo?. -De chico fui un gran lector, mis padres me educaron en la lectura y, como todos, leí “Viven”. Creo que tenía 12 o 13 años. La historia me impactó mucho, me generó mucha curiosidad el hecho de que sucediera aquí, en Mendoza, en el lugar donde yo vivo, donde tuve la suerte de nacer y que me gusten las montañas. Me generó curiosidad. A los 13 años, empecé a irme con mis amigos los fines de semana a la montaña, todos los feriados que había aquí… Empecé a caminar por la montaña a los 13 años y no paré nunca más. De chiquito lo hago, ¿viste? Ya de grande, de profesor recibido (de Educación Física), decidí organizar estas expediciones porque justamente quería estar en ese lugar, sobre el que había leído y tenía la posibilidad de estar porque vivía cerca.. -¿Y el equipo?. -El equipo somos 10 por expedición, vos lo viviste, te diste cuenta, nosotros de hecho hasta somos distintos… cosa que es extraordinaria. Vos lo conociste a Roberto que es muy distinto a mí, sin embargo trabajó con mi mejor amigo. La vida ha sido buena y generosa conmigo, digamos. Pero después están los guías, en el campamento, y están los arrieros, esto es imposible hacerlo sin los arrieros. Vos viniste a una época donde pudimos cruzar muchos ríos caminando, pero ahora por ejemplo en diciembre va a ser imposible y sin los caballos y sin los arrieros esto no se puede hacer, porque el deshielo hace que tengas que cruzar todos los ríos todos a caballo. Así que te diría que el equipo está formado por arrieros, baqueanos, guías, profesores de educación física, gente que está en el campamento… Somos un conjunto de 10 personas.. -¿Qué se necesita para hacer esta expedición?. -Lo primero es internalizarla en las circunvoluciones cerebrales, sentir un poquito la curiosidad de venir a este lugar en el cerebro, me parece que después hay que bajarla al corazón. Esto es una historia única de supervivencia en el mundo, que enseña, que rompe mitos, que educa, que te produce humildad, que te da alegría de vivir, que te da autoconocimiento y después del corazón hay que trasladarla a las piernas. Nosotros siempre nos comunicamos, así como me comuniqué con vos meses previos, con la gente insistimos mucho en que entrenen, nosotros no hacemos cabalgata, básicamente porque cuando las cosas cuestan te generan más emoción…. -¿Qué significa la tragedia o el milagro de los Andes en el contexto internacional?. -Yo creo que esta historia ha trascendido las fronteras, dicho por ellos mismos, por los sobrevivientes. A mí hasta me llama la atención a veces, dicho por los mismos uruguayos, que no se conoce tanto o no se dimensiona tanto lo que ellos hicieron. Realmente nosotros hemos tenido gente de Chile, de Brasil, uruguayos, españoles, mexicanos. Hemos tenido gente de Australia, de Irlanda, de Estados Unidos, hasta gente de Groenlandia vino una vez. Y por supuesto, te estoy hablando antes de la película**. La película hizo que esto se dimensionara mucho más.. – ¿Por qué Canessa y Parrado pudieron salir de la Cordillera?. -Mira, esa pregunta es espectacular, la he pensado muchísimo y te voy a dar mi opinión, que por supuesto puede ser debatida o no tenida en cuenta, pero es la opinión de alguien que ha ido 60 veces al Memorial y que conoce mucho la historia y que ha leído muchísimos libros. Yo creo que la ingenuidad y alguna frase que dicen ellos mismos: “no sabíamos que era imposible”, esas, son las razones. Creo que la ingenuidad y la voluntad. Y creo que Parrado es único en la especie, único, es una persona impresionante. Parrado dice que sin Canessa no lo hubiera podido hacer y Canessa dice lo mismo de Parrado. Lo que pasa que Parrado es un tipo, acá me voy a extender, te voy a dar una opinión muy personal y tiene que ver con que es el único que estuvo de los 16 que sobrevivieron tan cerca de la muerte. Yo estudié griego, estudié griego en un colegio, tuve la suerte de ir a un buen colegio secundario y estudié a los dioses, estoy hablando antes de Cristo, los metían en unas criptas, eran los sacerdotes de Apolo, los dejaban 10 días metidos en una cripta, les daban alguna especie de jarabe, de agua, nada de comida, por supuesto muchos se terminaban muriendo, pero algunos sobrevivían, estos tipos que estaban 10 días encerrados en una cripta, en la oscuridad, y sobrevivían a esa situación, eran considerados sacerdotes. Luego recibían ciertos privilegios, porque habías estado muy cerca de la muerte. De hecho muchos morían, pero aquellos que sobrevivían era porque habían visto la muerte de cerca. Me parece que Parrado fue el tipo que más cerca que estuvo de la muerte, creo que eso hizo que tuviera unos deseos tremendos y una voluntad y un entusiasmo que aún hoy cuesta entender a la ciencia cómo lo hizo. Entusiasmo es una palabra de origen griego, viene de endón y de teos, es quien lleva a dios adentro. Yo no soy una persona religiosa, pero creo que Dios existe y Parrado es un tipo que llevaba a Dios adentro.. También creo que Canessa le bajaba un pie del acelerador, él le decía frases fantásticas como: “a esta conversación tengámosla a la mañana”, porque a la mañana razonaban mejor cuando había que parar, porque el tipo quizás si no hacían esas paradas, no hubiesen llegado… Me parece que se apoyaron mutuamente, pero creo que Parrado es brillante; brillante en conseguir ir hacia aquel lado y como dice él, el plan para aquel lado funcionó, cuando le preguntan por qué no vino para este lado, estoy convencido que si hubiesen venido para la Argentina no hubiesen sobrevivido.. – ¿En la provincia de Mendoza cómo se visualiza la tragedia o el milagro de los Andes?. -Tiene un lugar importante. Porque en el viaje ellos están un día acá, duermen acá, por las condiciones climáticas de la Cordillera. Porque el accidente tuvo lugar en un lugar muy inhóspito de lo que es la ciudad de Mendoza. Estamos hablando que esto está 360 kilómetros al sur; el Sosneado está a 300 kilómetros y 60 kilómetros hacia la cordillera, pero en el contexto internacional, o en la misma película, o en documentales, se nombra Mendoza. El mendocino sabe que el avión está acá, que está de este lado, así que sí, sí se lo nombra se sabe, salen artículos, se tiene muy en cuenta esta historia acá.. – ¿Por qué consideras que se equivocó el piloto que protagonizó el accidente?. -Yo no soy piloto, pero después de haber leído muchos libros y conversar con un montón de pilotos, todos hablan de un error de navegación del pilotos y copiloto. Todos los libros y todos los pilotos coinciden con eso, con que hubo un error de navegación. El piloto que manejaba el avión no termina de cruzar la cordillera, le quedaban bastantes kilómetros para enfilar rumbo noreste para Santiago y enfila antes de tiempo. Un mal cálculo de los vientos.. -¿Qué significa la Montaña para vos?. -La montaña es todo para mí. Yo soy hombre de montaña, de chiquitito. Vivo en el paleolítico. Me cuesta mucho entender el mundo citadino, el mundo de la ciudad. Yo estoy acostumbrado a dormir en la montaña, a pernoctar en la montaña. No soy un hombre solitario de montaña, para nada. Siempre he concebido la montaña con el deseo de compartirla. La montaña está hecha para compartir. En la montaña vos podés sacar lo más humilde, lo más solidario o también lo más tremendo. Yo soy de los que pregona que la gente comparta y sea solidaria. En la montaña no hay nada. Lo que abajo es ordinario, arriba puede ser extraordinario. Lo que arriba es esencial, abajo puede ser un grifo de agua. Vos abrís el agua en tu casa y te sale el agua fría o el agua caliente. En la montaña eso no sucede. La montaña te educa, te enseña, te hace ver chiquitito, te hace ver humilde, te da autoconocimiento, te permite ver hasta dónde podés llegar o hasta dónde no. A la montaña no hay que tenerle miedo, hay que tenerle respeto. Nosotros estamos siempre atentos, alertas con la gente. Nunca tenemos miedo, pero no hace falta trasmitirle a ustedes, por ejemplo, la posibilidad de que haya una avalancha, la posibilidad de que un río crezca de golpe por el calor o un pedazo de hielo se desprenda. Estamos siempre alertas, pero nos encanta compartir la montaña. La montaña no es clemente. Vos en la montaña pasás por múltiples opciones, por eso uno traslada la mochila cuando va a la montaña. Eso es sagrado. Vos no te podés separar de tu ropa, vos te diste cuenta el segundo día, cómo se despejó, se paraba el viento, te daba calor, te desabrigabas, corría viento, helado, frío. Había nieve, pasabas por lodo, pasabas por barro, por hielo, por frío, te abrigabas, te desabrigabas. Así es la montaña. Es maravilloso. Si hay nieve, la disfrutás y tenés un paisaje espectacular, pero no te puedes sentar porque te mojas el culo. O sea, siempre te da felicidad la montaña. Y si no hay nieve, tenés una piedra donde afirmarte para poder avanzar.. -¿Qué sentimientos tienen y qué buscan las personas que forman parte de estas expediciones?. -De lo más variado… La primera vez que fui, llevo 60, dormí arriba, lo hice hace 10 años. Ya no lo hago más, sentí que era como invadir un lugar sagrado… Pero los sentimientos de los expedicionarios son de los más variados, de dolor, de milagro, de tragedia, también te podría decir de alegría, de algo personal, del desafío personal de llegar a ese lugar que te repito, no es fácil, no es durísimo, pero no es fácil, te habrás dado cuenta de algo sobrenatural que ocurrió allá arriba, de mucha introspección, de mucha contemplación, de mucha exaltación. Hay como una exaltación del paisaje, del lugar donde estaban ellos, que no se puede entender, pero también de dolor… son muy variados los sentimientos de la gente cuando llega a ese lugar.. *Para contactar con Tuiti Molina se deben dirigir a https://tuititrekkingmendoza.com/.. ** Se refiere a la última película “La Sociedad de la Nieve”.