La cadena de moda rápida Shein ha presentado de forma confidencial una solicitud para salir a Bolsa en Hong Kong. Un proceso con el que pretende presionar a los reguladores británicos para que aprueben su debut en Londres, en un momento en el que la Bolsa británica está perdiendo el interés de las empresas por ser su plaza bursátil y en el que la valoración de la compañía se ha ido reduciendo hasta los 26.500 millones de euros.
La empresa de moda rápida china presiona a los reguladores británicos para debutar en Londres
La empresa de moda rápida china presiona a los reguladores británicos para debutar en Londres


La cadena de moda rápida Shein ha presentado de forma confidencial una solicitud para salir a Bolsa en Hong Kong. Un proceso con el que pretende presionar a los reguladores británicos para que aprueben su debut en Londres, en un momento en el que la Bolsa británica está perdiendo el interés de las empresas por ser su plaza bursátil y en el que la valoración de la compañía se ha ido reduciendo hasta los 26.500 millones de euros.
La compañía habría presentado la pasada semana un borrador de folleto de OPV ante la Bolsa de Valores de Hong Kong, y ha solicitado además la aprobación del regulador de valores de China para la cotización, ha publicado el diario Financial Times. Con este movimiento, Shein busca presionar a la Bolsa británica, donde hace 18 presentó su solicitud de OPV que por ahora no ha tenido respuesta en medio de desacuerdos entre los reguladores chinos y británicos.
El silencio del supervisor británico coincide además en un momento en el que el dinero levantado en salidas a Bolsa en la City londinenses ha caído a su nivel más bajo en tres décadas. En la primera mitad de año, las OPV ejecutadas en Londres han recaudado 160 millones de libras, unos 180 millones de euros. A la escasez de colocaciones se suma además la decisión de varias empresas de cancelar sus planes de debutar en el parqué británico, como ha sido el caso de Cobalt Holding, participada por Glencore, o de trasladar su cotización desde Reino Unido a EE UU, como la plataforma de pagos Wise o la farmacéutica Astrazeneca.
El principal obstáculo que ha encontrado el supervisor británico es el lenguaje empleado por Shein para informar sobre los factores de riesgo de la empresa en el folleto para inversores de la compañía, incluyendo pasajes relacionados con la posible vinculación de la empresa con la región noroccidental china de Xinjiang, importante productora de algodón y foco de denuncias sobre supuestas violaciones de derechos humanos.
La compañía está teniendo dificultades para encontrar un mercado en el que cotizar. En 2023, la empresa presentó su solicitud para cotizar en Wall Street. Para ello se rodeó de gigantes de la banca de inversión como Goldman Sachs y JP Morgan y logró una valoración de 66.000 millones de dólares. Pero el entusiasmo se topó con la realidad política y regulatoria de Estados Unidos, de la que surgieron diversos obstáculos. El primero, político: legisladores de ambos partidos comenzaron a presionar a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) para que bloqueara la operación, alegando preocupaciones sobre la privacidad de datos, vínculos con el Gobierno chino y posibles violaciones de derechos laborales.
Shein, que trasladó su sede a Singapur pero mantiene gran parte de su cadena de suministro en China, fue objeto de investigaciones por parte del Congreso de EE UU, que exigió explicaciones sobre su relación con Pekín. La empresa también fue rechazada en repetidas ocasiones por la patronal sectorial, la National Retail Federation, muestra de la resistencia del sector a su entrada al mercado de capitales más líquido del mundo. Además, su modelo de negocio —basado en envíos directos desde China gracias a las exenciones fiscales aduaneras— fue criticado por competidores, que lo tacharon de ser una ventaja desleal. El Congreso también puso el foco en las prácticas laborales de la compañía, acusada de usar trabajo forzoso en la región Xinjiang, acusaciones que siguen bajo investigación.
A las preocupaciones de los supervisores y las dudas sobre su modelo de negocio se suma además el impacto de los aranceles fijados por Donald Trump y que han supuesto un duro castigo para plataformas como Shein y Temu, que hasta ahora estaban disfrutaban de una exención para las importaciones de productos por valor inferior a 800 dólares, conocida como exención de minimis, que se había convertido en una suertede agujero que han aprovechado de forma sistemática empresas de comercio electrónico.
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